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Su eminencia el Cardenal Don Carlos Osoro, bendice el Hotel Restaurante La Brasa

25 de Marzo de 2025 – Oh, venturoso mesón, cuya fama bien pudiera contarse entre las delicias de este reino. Allí, donde el Hotel Restaurante La Brasa luce en su nombre, no solo arde el fuego que enardece las viandas, sino el calor del buen trato, la hospitalidad bien entendida y la nobleza de espíritu que, cual blasón ilustre, portan sus dueños.

A la sombra de los jardines nazaríes, donde el Guadalfeo murmura con lengua de plata, se alza este palaciego refugio, que más parece castillo que venta, con su fachada de tiempos idos y sus grandes salones, capaces de albergar tanto la alegría del convite como la gravedad de la plática docta.

Su eminencia el Cardenal Don Carlos Osoro bendice el Hotel Restaurante La Brasa
D. Carlos Osoro, D. José Ruiz (fundador de La Brasa), D. José Andrés Ruiz (actual gerente) y Dña. Elisa Illescas

Díganlo, si no, los ilustres huéspedes que allí se recogieron en los días que Granada Costa, en noble empeño, dedicó a la memoria del Príncipe de los Ingenios, Miguel de Cervantes Saavedra. No hubo mejor morada para tal ocasión, pues si Cervantes viviera, de buen grado trocaría las asperezas de las ventas manchegas por el regalo de hospedarse en La Brasa.

Y así lo testimoniaron los insignes varones que allí posaron su reposo. Su Eminencia, el Cardenal D. Carlos Osoro, halló en este lugar privilegio y quietud tales, que no recordaba haber despertado en mayor sosiego. El servicio, a su decir, fue extraordinario, y tanto contento halló en la casa, que, a ruego de sus dueños, hubo de bendecirla, como quien sella con su gracia aquello que ya es bueno por natura.

Su eminencia el Cardenal Don Carlos Osoro bendice La Brasa
De izquierda a derecha: D. Diego Sabiote, D. Damià Vidal, Dña. María Ignacia, Dña. África Vizcaino, D. Carlos Osoro, D. José Ruiz, D. Jorge Prados y D. José Segura

No menos placer hallaron el sabio Profesor Emérito de Filosofía de la Universidad de las Islas Baleares D. Diego Sabiote, maestro de la Filosofía, y su noble esposa, la profesora Dña. María Ignacia, así como el docto profesor de Informática de la UIB, autor de El Niño Cantero, D. Damià Vidal, hábil cantero de letras y ciencia, quien bien supo aquilatar las bondades de su estancia.

Fueron, en suma, jornadas memorables, donde el espíritu y la carne hallaron igual contento: el primero, en las letras y la noble conversación; la segunda, en las viandas excelsas que La Brasa ofrece, bien asadas y mejor servidas.

Quede, pues, en los anales de la buena memoria este testimonio de grata estancia, y crezca la fama de tan ilustre hospedaje, que en Vélez de Benaudalla luce como joyel en corona real.